lunes, 21 de noviembre de 2011

El nombre de la cosa.

Ahora sí. Es la hora del sesudo análisis de las Elecciones Generales 2011. Han sido 3 horas muy largas en las que me he resistido a expresarme. Escribo poco, pero empiezo el artículo antes de ir a rehabilitación.

El PP ha ganado, pero no ha ganado el cambio, creedme, si algo demuestran los últimos meses del gobierno del PSOE es que la “derecha” no empieza a gobernar ahora. Y es bueno que haya ganado el PP, porque en España, país de Quijotes, nos gusta enfrentarnos a gigantes y no a molinos. Ahora por fin, tenemos a un gigante malo y gigantesco al que zurrar, no a un indefenso molino.

Por fin tendremos los sindicatos combativos y con cuchillo en boca que echábamos de menos, con los primeros datos de paro de noviembre con los que llegaremos a la cifra mágica de cinco millones de parados, propondrán una Huelga General en plena campaña navideña. Nada de esperar tres meses y que pasen las vacaciones. De sopetón y cuando más duele. Así todos olvidaremos su inmovilismo durante 7 años y la firma de los peores convenios que he leído jamás.

También tendremos una oposición fuerte, irán a cuchillo contra las medidas aprobadas sin dificultad por el Gobierno. Saldrán con antorchas al hemiciclo, pero no conseguirán si no dar calor a la terrible bestia. Con esta mayoría, pueden aprobar cualquier Ley Orgánica y, con un poquito de ayuda, la Carta Magna.

Se ha colado en la cámara baja la serpiente, gracias a dos factores clave: la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) y el efecto cabreo de sus simpatizantes, privados durante años de su opción política. En la campaña no se ha hablado de ello, se llegó al acuerdo de no hacerlo y el resultado ha sido que los que si hablaron de ello, se han llevado el gato al agua. Ahora, la otra bestia, más pequeña y, como todos los pequeños animales, más peligrosa, llega a las Instituciones y sólo un sacrificio del Gobierno las sacaría de ellas: renunciar a las diputaciones. ¿Un precio muy alto por eliminarlos? Pregúntenle a los familiares de los que sufrieron el picotazo.

Incidentes en las urnas que demuestran dos cosas: que sólo pueden votar los sometidos y que la información puede silenciar cualquier cosa. Aún no he leído la prensa, pero se habló en la televisión de jornada sin incidentes, cosa que desmintió uno de los “triunfadores” de la noche al comentar que si llevas puesta una camiseta verde, no puedes votar.

El gran perdedor no es tal, el otrora gobernante ya lo hacía bajo los auspicios del terrible monstruo. Era el molino. El mismo enemigo, pero al que no se debía atacar. Por eso era necesario vestirlo de gigante. Ya tenéis a vuestro enemigo. Atacadle sin piedad y dentro de cuatro u ocho años volved a vestirlo de molino para que os venza sin lucha.

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