martes, 20 de diciembre de 2011

Celebration.



Hay celebraciones que me parecen ridículas. Algunas porque son celebraciones parciales, otras porque son celebraciones impropias y, las peores, las que son celebraciones de cosas que no son dignas de celebrar. El colmo de las celebraciones ridículas es la celebración de que un partido político ha ganado las elecciones.

Esta entrada es poco actual, la tenía en mente desde el 20 de noviembre, pero recientemente he aprendido a contar hasta diez antes de decir algo que pueda herir sensibilidades, pero me lo tengo que quitar de encima.

El pasado día 20 de noviembre el Partido Popular ganó las elecciones y acabó con siete años de gobierno socialista, saldado con casi cinco millones de parados, la prima de riesgo del país por las nubes y con muchos recortes futiles. Dicho todo lo anterior, parece lógico que haya quien lo celebre, pero no es lo que se celebraba en la calle Génova. Se celebraba la victoria del Partido Popular.

Antes de seguir con la argumentación, y como hice cuando hable sobre la conveniencia del grupo parlamentario de Amaiur, decir que me da lo mismo que se celebre la victoria de este partido o de otro.

No sé que hay que celebrar, un partido político no es un equipo de fútbol que ha ganado al rival, es una herramienta al servicio de los ciudadanos, ¿qué se celebra? Y sobre todo, ¿quién lo celebra? Pues probablemente los afiliados, los simpatizantes y los amigos de los futuros gobernantes, porque en este país, ser afiliado a un partido o sindicato significa que si este gana, te puede tocar algo. Es lo único que entiendo que se celebre, pero es muy triste. No obstante es una posibilidad real en un país donde muchos de los puestos de responsabilidad se dan a dedo, así que pertenecer al club que ha ganado puede ser sinónimo de ganar.

No sé que hay que celebrar, el vencedor va a tener que presentar unos recortes terribles, una sumisión completa a nuestros "socios" europeos y unas subidas de impuestos que sirvan para alcanzar el déficit pactado. Vamos a tener que pagar todos, los que celebraban y los que se lamentaban, sin excepción, los únicos que pueden librar de pagar son los políticos a los que se vitoreaba, ya que tienen ciertos privilegios que hacen que el derecho a la igualdad sea inútil.

En definitiva, ¿qué se ha ganado para tener que celebrarlo? No hemos avanzado, ni siquiera ha sido en este caso una victoria del PP, ha sido una derrota del Partido Socialista (lo de Obrero y Español lo reservo para otra entrada), es un ganador por ausencia de otras opciones a la derecha, ya que el PP no obtuvo muchos más votos que en 2008, es una victoria pírrica aunque con un premio increible.

En fin, sólo espero que antes de cuatro años, todo lo que hagan los vencedores sea motivo de tal celebración, así quizá pueda escribir un post de disculpa a los celebradores.

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